El segundo día de excavación, tras otro copioso desayuno y
una larga subida al castillo, hallamos varios fragmentos de huesos aislados,
así como esqueletos completos. Al final del día, los alumnos explicaron con
mucha profesionalidad qué había en cada una de las seis subzonas excavadas:
-Subzona 1 (supervisada por María José Adserías): Esta zona
fue dividida en tres espacios. En uno de ellos se encontraron dos cráneos. Uno
de ellos estaba boca abajo, y estaba asociado a algunos clavos también
colocados boca abajo. Esto sugiere que el ataúd fue enterrado al revés. En este
espacio también se encontraron fragmentos de individuos fetales y un par de
pelvis. En el segundo espacio, se hallaron fragmentos inconexos en superficie y
una calcificación. En el último espacio, se recuperaron otros restos inconexos,
así como un individuo perinatal prácticamente completo.
-Subzona 2 (supervisada por Dominika Nociarová): Esta zona
presentaba un cráneo previamente expuesto en una superficie ya rebajada, por lo
que se procedió a igualar el nivel del resto de la superficie. Durante la
excavación de esta parte se encontraron restos inconexos. Una vez nivelado el
terreno, se siguió levantando la zona próxima al cráneo expuesto. Este cráneo
resultó formar parte de un individuo completo, colocado en decúbito supino, que
no se acabó de perfilar. Se cree que se trata de una mujer de entre 25 y 30
años, aunque presentaba pérdida antemortem de los molares derechos.
-Subzona 3 (supervisada por Gemma Prats-Muñoz): Esta zona se
encuentra adyacente al muro de la iglesia y presentaba un cráneo en superficie.
Durante la nivelación del terreno, se encontraron varios restos óseos
inconexos, aunque también aparecieron dos tibias, un peroné y dos fémures en
conexión, así como la pelvis correspondiente, el sacro, la columna vertebral y
una mano. Se observó la presencia de un cráneo en la parte superior, aunque
probablemente perteneciente a un individuo distinto. Se hallaron otros dos
fémures con signos de artrosis en la cabeza (sobre todo el derecho, que
presentaba un gran osteofito). Finalmente, se describieron una serie de clavos
rodeando a uno de los individuos, algo de madera y un fragmento de cerámica del
siglo XVI.
-Subzona 4 (supervisada por Assumpció Malgosa): En un
principio se hallaron restos inconexos, aunque también se encontró un individuo
adulto, en decúbito supino y las manos entrelazadas en la pelvis. La mandíbula
presentaba pérdida de ciertas piezas dentales y desgaste marcado. Este
esqueleto se encontró asociado a una cadena de cobre, posiblemente un rosario.
La morfología de la pelvis indica que podría tratarse de un hombre.
Cadena de cobre asociada a un individuo masculino.
-Subzona 5 (supervisada por Barbara Baldino): En esta zona
se observaba la parte torácica de un individuo previamente expuesta. Al
excavar, se comprobó que ésta pertenecía al esqueleto parcial de un individuo
(las extremidades inferiores no se hallaron). Además de restos inconexos, se
hallaron las extremidades inferiores de otro individuo, una cuenta de collar de
hueso, fragmentos de madera de varios ataúdes y clavos. También se encontró un
individuo juvenil casi completo y un adulto que carecía de una extremidad
superior (seguramente se perdió durante la apertura de una fosa posterior).
Barbara Baldino trabajando duro.
-Subzona 6 (supervisada por Josep Liria): El grupo a la
sombra contaba con dos cráneos previamente expuestos. Al lado de uno de ellos
apareció un dado de hueso. Además, uno de los cráneos pertenecía a un individuo
conservado parcialmente (la parte inferior del cuerpo solamente conservaba un
fémur proximal). También se halló la epífisis fracturada de un infantil, un
cráneo infantil fragmentado, los restos de una caja funeraria al lado de la
pared, un astrágalo patológico y un fémur asociado a un coxal con signos de
fuerte artrosis.
Josep Liria observando la artrosis encontrada en coxal y fémur.
Concentración máxima.
Después de la comida, y con menos retraso que el día anterior, iniciamos
las conferencias de la tarde. La primera de ellas, a cargo de Francisco
Etxeberria, trató sobre el efecto de los impactos de armas de fuego sobre el
organismo, especialmente sobre el esqueleto.
Lourdes Herrasti habló sobre traumatismos por lesión
encontrados desde el Neolítico. La violencia interpersonal y debida a
conflictos grupales se remonta a la prehistoria. El primer caso conocido se
presenta en un neandertal con una herida incisa en una costilla. No obstante,
no solamente podemos encontrar muestras de violencia en restos óseos; las
pinturas rupestres, por ejemplo, muestran a individuos atravesados por varias
flechas. En este sentido, las heridas por flecha son comunes y, ocasionalmente,
los antropólogos recuperan la punta, que puede quedar ensamblada en un hueso. No
obstante, existen muchos tipos de lesiones causadas por distintos tipos de
conflictos durante la historia; algunas batallas españolas, por ejemplo, aún no
han sido estudiadas osteológicamente.
Conferencia de Lourdes Herrasti.
Para acabar, Josep Liria presentó algunos resultados sobre hallazgos
paleopatológicos en el Castell de Besora de ediciones anteriores del curso, y Francisco
Etxeberria mostró una colección de huesos con distintos ejemplos de lesiones
por violencia.
Josep Liria hablando sobre lesiones traumáticas en Besora.
Francisco Etxeberria mostrando su gran colección de lesiones y patologías óseas.
La cena, ofrecida y organizada por Els Amics del Bisaura,
reunió a la cuchipanda (otra palabreja nueva en el vocabulario de muchos; este
curso debería llamarse curso de paleopatología y vocabulario español). La cena
consistió en fideuá apta para celíacos y ensalada apta para vegetarianos y
alérgicos al marisco, así como carnes varias. Desde el GROB, agradecemos la
acogida y simpatía de la gente de Bisaura y la ratafía y anís de producción
local. Cuando dije que el vino había amenizado las cenas anteriores, no sabía
de lo que estaba hablando. Una cena no está amenizada sin ratafía y anís.
Después de muchas risas y de una visita turística y sobria
por el cementerio, volvimos a Vidrà a dormir. Los más valientes tendríamos que
levantarnos a las siete de la mañana para volver por última vez a la
excavación. Hay que despedirse de nuestros amigos esqueletizados.